Quinametzin: Gigantes antiguos documentados en registros Aztecas

Sabemos que las descripciones de los gigantes son comunes entre los libros religiosos y textos antigua historia, así todo el mundo y tambien en América Central. Como mundo occidental  conocemos antiguos gigantes famosos como Goliat, y los  Nephilim documentados principalmente en la Biblia, pero tambien hay  hay documentación de los gigantes que vivieron, lucharon y perdieron la vida en América Central en los tiempos antiguos Quinametzin y hasta la llegada de los conquistadores españoles, y recuerdan la historia de jalisco. Los Gigantes de Tala.

Pues la traducción al italiano de un manuscrito de la época colonial española centrada en la cultura Tolteca-Chichimeca en el valle de Tehuacán llamado Códice Ríos (También conocido como Códice Vaticano A o Códice Vaticano A) representa una imagen de  los guerreros aztecas matando  y capturando a un humanoide gigante.

El nombre del gigante mencionado y escrito en un texto cercano a su imagen Quinametzin  El nombre junto a los hombres con las cuerdas es  tolteca / Tulán las personas de donde precedieron los aztecas.

Quinametzin es un término que refiere a una raza de gigantes en la mitología de Mesoamérica, particularmente entre los pueblos nahuas. En la mitología mexica con la Leyenda de los Soles, los Quinametzin fueron la humanidad creada durante el Sol de Lluvia. Su gobernante, de acuerdo con algunas versiones del mito, era Tláloc (López Austin, 1990), a quien le correspondió ser el sol que alumbró durante la tercera época cosmogónica, que concluyó cuando Quetzalcóatl hizo que lloviera fuego y los Quinametzin murieron quemados.

Según las historias aztecas de la invasión española, contenida en las fascinantes Visión de los vencidos editado por Miguel León-Portilla, uno de los héroes azteca, era un gigante llamado Tzilacatzin.

Tzilacatzin fue un guerrero otomí de México-Tlatelolco, quién llegó a ser un héroe durante la toma de Tenochtitlan.

Según las crónicas, cuando los bergantines españoles al mando de Pedro de Alvarado llegaron a Tlatelolco, ningún guerrero tlatelolca se atrevía a atacarlos. Salvo Tzilacatzin, quien era fornido, asesinó a varios españoles lanzándoles piedras. Transcurrieron algunos días, los españoles concentraron su fuego sobre él, pero Tzilacatzin se disfrazaba para no ser reconocido, y evadía todos sus ataques; al final los españoles tuvieron que retirarse, pues no conseguía vencer a los tlatelolcas, sobre todo a Tzilacatzin.1

«…vinieron los bergantines al barrio que se llamaba Xocotitlan, y como llegaron a tierra, saltaron en tierra por el barrio adelante peleando. Y como vio aquel capitán indio, llamado Tzilacatzin, que entraban peleando, acudió a ellos con otra gente que le siguió, y peleando los echaron de aquel barrio y los hicieron volver a los bergantines.»
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, libro doceavo, capítulo XXXII2

TZILACATZIN GUERRERO TLATELOLCA

TZILACATZIN GUERRERO TLATELOLCA​
TZILACATZIN GUERRERO TLATELOLCA​

l capitán mexica Tzilacatzin
….Tzilacatzin gran capitán, muy macho, llega luego. Trae consigo bien sostenidas tres piedras: tres grandes piedras, redondas, piedras con que se hacen muros o sea piedras de blanca roca.
Una en la mano la lleva, las otras dos en sus escudos. Luego con ellas ataca, las lanza a los españoles: ellos iban en el agua, estaban dentro del agua y luego se repliegan.
Y este Tzilacatzin era de grado otomí. Era de este grado y por eso se trasquilaba el pelo a manera de otomíes. Por eso no tenía en cuenta al enemigo, quien bien fuera, aunque fueran españoles: en nada los estimaba sino que a todos llenaba de pavor.

Cuando veían a Tzilacatzin nuestros enemigos luego se amedrentaban y procuraban con esfuerzo ver en qué forma lo mataban, ya fuera con una espada, o ya fuera con tiro de arcabuz.
Pero Tzilacatzin solamente se disfrazaba para que no lo reconocieran.
Tomaba a veces sus insignias: su bezote que se ponía y sus orejeras de oro; también se ponía un collar de cuentas de caracol. Solamente estaba descubierta su cabeza, mostrando ser otomí.
Pero otras veces solamente llevaba puesta su armadura de algodón; con un paño delgadito envolvía su cabeza.
Otras veces se disfrazaba en esta forma: se ponía un casco de plumas, con un rapacejo abajo, con su colgajo del Águila que le colgaba al cogote. Era el atavío con que se aderezaba el que iba a echar víctimas al fuego.
Salía, pues, como un echador de víctimas al fuego, como el que va a arrojar al fuego los hombres vivos: tenía sus ajorcas de oro en el brazo; de un lado y de otro las llevaba atadas en sus brazos, y estas ajorcas eran sumamente relucientes.
También llevaba en las piernas sus bandas de oro ceñidas, que no dejaban de brillar.
Y al día siguiente una vez más vinieron. Fueron llevando sus barcas al rumbo de Nonohualco, hasta junto a la Casa de la Niebla (Ayauhcalco). También vinieron los que andan a pie y todos los de Tlaxcala y los otomíes. Con grande ardor se arrojaron contra los mexicanos los españoles. ´

Cuando llegaron a Nonohualco luego se trabó el combate. Fue la batalla y se endureció y persistió el ataque y la guerra. Había muertos de un bando y de otro. Los enemigos eran flechados todos. También todos los mexicas. De un lado y de otro hubo gran pena. De este modo todo el día, toda la noche duró la batalla.
Sólo hubo tres capitanes que nunca retrocedieron. Nada les importaban los enemigos; ningún aprecio tenían de sus propios cuerpos.
El nombre de uno es Tzoyectzin, el del segundo es Temoctzin y el tercero es el mentado Tzilacatzin.
escudo de Tzilacatzin , la única arma con la que se defendió

Pero cuando los españoles se cansaron, cuando nada podían hacer a los mexicas, ya no podían romper las filas de los mexicas, luego se fueron, se metieron a sus cuarteles, fueron a tomar reposo. Siguiéndoles las espaldas fueron también sus aliados…..

Como veran la justificación para esa derrota en realidad mas bien parece ser que era  convertir al heroe en gigante mas que un gran guerrero.

Fuente; http://www.forosperu.net/temas/tzilacatzin-el-guerrero-mexica-que-los-espanoles-no-pudieron-vencer.513149/

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